
Según la Real Academia de la Lengua Española una distracción se define como: “cosa que atrae la atención apartándola de aquello a que está aplicada”.
Esta definición aplicada a la conducción es cuando, conduciendo mi vehículo, fijo mi vista en contemplar el paisaje y no en aquellos elementos que hacen mi conducción segura.
Existen miles de factores que pueden influir en nuestra distracción tanto dentro como fuera del vehículo.
Los conductores no asociamos el riego que supone una distracción tan bien como el riesgo que suponen las drogas, el alcohol u otros factores. Pero las distracciones al volante son la causa de más del 30% de los accidentes.
La explicación puede ser bien sencilla, los automovilistas se sienten más relajados a medida que van adquiriendo experiencia y tienden a dedicar el tiempo que pasan en el coche a otras actividades. Además el ritmo de vida actual a veces nos obliga correr riesgos innecesarios en los vehículos, como comer, leer…