
Cuenta un viejo proverbio que “la experiencia del mundo nos permite diferenciar entre tres clases de exploradores del saber: el primero busca, con ahínco, un gato negro en una habitación oscura. El segundo busca sin éxito un gato negro, que además no está, en la misma habitación oscura. El tercero no busca al gato porque no cree que exista, pero se permite gritar bien alto y muchas veces: “lo encontré”. Este último se está convirtiendo en el protagonista del saber, en un héroe tan reconocido como mediático que ni siquiera necesita mostrar el gato negro que se supone ha “descubierto”.
En la actualidad hay muchos “exploradores del saber” del tercer tipo que gritan en redes sociales, televisiones y los medios modernos que se os ocurran. Nosotros queremos pensar que tenemos que buscar nuestro gato con todo el rigor científico.
Pongámonos a buscar el gato negro en la habitación oscura de la prevención.
Evidencia, según la RAE: Certeza clara y manifiesta de una cosa, de tal forma que nadie puede dudar de ella ni negarla.
En 1637, Descartes en su libro “Discurso del método” define las reglas del método científico en cinco pasos:
Uno de los aspectos fundamentales del método científico se centra en la fase de experimentación, se deben definir las variables dependientes e independientes, controlar los factores que afectan a las variables independientes, el numero de veces que se deben repetir las experiencias y su cantidad, y fundamentalmente la forma de realizar las experiencias.
Existen numerosos organismos que validan o acreditan los métodos científicos y sus evidencias. En nuestro caso, la prevención de riesgos laborales, cuando trabajamos con virus o agentes biológicos entramos en la técnica preventiva denominada Higiene Industrial.
En higiene industrial existe una parte importante que podemos resumir cómo la comparación del ambiente observado (agente físico, químico o biológico) con unos patrones o criterios previamente definidos para poder concluir la necesidad de intervención.
Es precisamente en este punto en el que queremos abordar dos ejemplos prácticos sobre la evidencia científica o su ausencia. Los denominaremos Caso 1 “el método del secador” y Caso 2 “el ozono”.
CASO 1: El método del secador
El documento “Prevención de Riesgos Laborales vs COVID-19 – Compendio no exhaustivo de fuentes de información” elaborado por el INSST de fecha 26 Marzo de 2020, en el Anexo “Relación no exhaustiva de preguntas frecuentes sobre EPI” en el apartado “¿Qué métodos hay para lograr la desinfección de mascarillas potencialmente contaminadas con Covid-19?” indica lo siguiente:

Indagando en el artículo indicado, que según el INSST demuestra eficazmente la desinfección con un secador, nos encontramos que el artículo está escrito en chino, excepto el ABSTRACT.

Traduciendo la parte señalada se indica que “Usando un secador de pelo durante 30 minutos efectivamente se inactiva el virus mientras que hornearlo a 56ºC durante 30 minutos lo inactiva parcialmente. Ambos, secador y horneado no afectan significativamente al la filtrabilidad de la máscara al ambiente”.
Finalmente, el propio abstract indica, sorprendentemente que “Aunque los resultados indicaron que en el período en que las máscaras son insuficientes para toda la población, las personas de la comunidad pueden usar esta técnica simple para regenerar las máscaras para su reutilización, es importante tener en cuenta que este método no es adecuado para personas que están en contacto cercano con pacientes, personal médico y técnicos de laboratorio”.
A los pocos días, se produce una modificación en el citado documento, incluyendo la siguiente nota:

Incluso se ha modificado el encabezamiento de la cuestión de:

También se ha modificado el texto, pasando a ser:

Por lo tanto, lo que antes era un método que “también se ha demostrado eficaz” para la desinfección de mascarillas potencialmente contaminadas, se ha convertido en estudios sobre desinfección y dentro de la influencia sobre la eficacia de la filtración y no sobre la eficacia de la inactivación de los virus.
Entonces solo queda una pregunta, que era la inicial:
¿Qué métodos hay para la desinfección de mascarillas potencialmente contaminadas con Covid-19?
Fuera de este documento, el Ministerio de Sanidad, ha publicado el pasado 15 de abril, las instrucciones sobre la “limpieza y desinfección de Mascarillas higiénicas reutilizables”. Este tipo de mascarillas, se debe recordar que no se tratan de las mascarillas quirúrgicas que deben cumplir la Norma UNE-EN 14683:2019+AC:2019, ni a las medias máscaras filtrantes de protección contra partículas (EPI´S) que deben cumplir la Norma UNE-EN 149:2001+A1:2010.
El citado documento (se puede consultar aquí) permite tres métodos de limpieza y desinfección: Lavado en lavadora con agua caliente, con lejía diluida o con virucidas de la lista oficial ( se puede consultar aquí).
A modo de resumen, el INSST, en medio de la crisis por la pandemia y ante la falta de EPI´s no ofrece unos métodos válidos o , al menos, validados para poder inactivar el virus en las escasas mascarillas que tenemos para defendernos, especialmente el personal que trabaja en los hospitales.
CASO 2: Desinfección de vehículos y edificios por medio de ozono
Hemos visto en la televisión, prensa y redes sociales la desinfección contra COVID-19 por medio de máquinas que generan ozono en aire. Parece la solución milagrosa a esta pandemia, pero ¿existe evidencia científica de ser así?
En esta situación, han surgido dudas sobre el uso de las máquinas de generación de ozono. Estos equipos se están usando, muchas veces de forma altruista, para una posible desinfección de los vehículos policiales e incluso de los edificios.
Las empresas que se dedican a la limpieza y desinfección lo publicitan como:
“Contamos con el equipo adecuado, y uno de los desinfectantes más potentes y eficaces del mercado como es el Ozono (según la OMS) y estamos capacitados para limpiar y desinfectar de manera segura y efectiva las áreas afectadas por la contaminación viral y bacteriana”

Algunas empresas ya han empezado a tener problemas (se puede consultar aquí)

Es bien conocido que el ozono es un buen bactericida y fungicida, sobre todo en tratamientos en agua, también es un buen eliminador de olores por degradación de la materia orgánica, pero la realidad es que ningún organismo europeo ha evaluado la efectividad del ozono frente a los virus, es decir, no están definidas las dosis ni siquiera la capacidad de eliminar el virus mediante la aplicación aérea, ni siquiera el sistema de aplicación.
Existe una lista de desinfectantes autorizados por el ministerio (se puede consultar aquí) y NO está incluido el ozono.
Los organismos americanos como el CDC o la EPA (United States Environmental Protection Agency) son más tajantes:


Tampoco aparece en las recomendaciones de las instrucciones de desinfección de la Organización Mundial de la Salud (OMS) (se puede consultar aquí), CDC (se puede consultar aquí) o EPA (se puede consultar aquí) para acabar con el coronavirus en superficies y objetos.
Existen países como Italia que tampoco se reconoce su eficacia para la desinfección de los vehículos de emergencia.

Y en España, la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental planteó la duda al Ministerio de Sanidad y en la respuesta se indica que “el ozono no ha sido evaluado a nivel europeo y tampoco a nivel nacional durante el periodo transitorio” e indica que “Únicamente se puede utilizar el ozono cuando ha sido notificado de acuerdo con la Disposición Transitoria segunda del RD 1054/2002, y bajo la responsabilidad del fabricante o comercializador” (se puede consultar aquí).
Hemos realizado un profundo estudio técnico y bibliográfico, tanto en español como inglés. Se ha contactado con personal sanitario e investigador, los cuales nos han indicado que los únicos métodos oficiales, válidos y contrastados, contra el COVID-19 son los especificados por el Ministerio de Sanidad en sus publicaciones.
Lo que tiene evidencia científica es lo indicado en el Real Decreto 374/2001 (art. 3.4 y Anexo I) señala la existencia de unos Valores Límite Ambientales (VLA) para el ozono:

La Ficha de Seguridad del OZONO establece las siguientes frases H (indicación de peligro) y P (consejos de prudencia) reguladas por el Reglamento CLP (CE) 1272/2008, de 16 de diciembre, sobre clasificación, etiquetado y envasado de sustancias y mezclas.

El Ozono tiene un VLA demostrado y puede producir un efecto sinérgico no deseado con el COVID-19.
No es nuestra intención validar métodos, ni recomendar fórmulas mágicas en época de crisis y pandemias, tampoco desprestigiar ni dañar a ningún organismo o empresa, simplemente queremos aplicar la ciencia y los conocimientos para contribuir a terminar esta pandemia.
“Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” Juan 8:32
“Esta es tu última oportunidad. Después ya no podrás echarte atrás. Si tomas la píldora azul, fin de la historia: despertarás en tu cama y creerás lo que quieras creerte. Si tomas la roja te quedarás en el país de las maravillas, y yo te enseñaré hasta dónde llega la madriguera de conejos. Recuerda, lo único que te ofrezco es la verdad, nada más.” Morfeo a Neo en la película Matrix
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