
El mes pasado te explicamos cómo funcionan las emociones.
Hoy vamos a contarte la función de cada una de las emociones principales para que te sea más fácil gestionarlas:
Empezamos por la tristeza, es la emoción que aparece cuando pierdes algo real o imaginario que es valioso para ti. Te va a ayudar a valorar lo que tienes frente a la amenaza de perderlo y te prepara para retirarte o pedir ayuda. Esta retirada hacia tí mismo, sirve para vivir el dolor, hacer el duelo y reparar la pérdida. Si no le dedicas este tiempo de refugio es difícil que superes la pérdida.
Otra emoción básica es el miedo, que indica la presencia de algo peligroso y dependiendo de la situación, prepara al cuerpo para escapar de la amenaza o para atacar y librarte de ella.
Esta emoción es muy importante para sobrevivir. Si no sintieras miedo te expondrías a peligros reales que fácilmente podrían acabar con tu vida. Sin embargo, cuando la imaginación crea de forma constante peligros imaginarios, el miedo deja de servir para protegernos y se convierte en un miedo desadaptativo, que te provoca ansiedad. Un miedo desadaptativo es temer lo peor ante situaciones cotidianas, como ir en metro o subir a un ascensor.
La siguiente emoción que te presentamos es el enfado. Te informa de que alguna situación o alguien ha sobrepasado tus límites y, por lo tanto, te activa para poner límites contra la invasión, para defender tus derechos, y para proteger lo que es tuyo y a ti mismo cuando tu integridad se ve atacada.
Esta frase de Aristóteles seguro que te ayudará con tus enfados : “Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo.”
También tenemos como emoción el asco, es un intenso rechazo hacia un objeto o hacia ciertas actitudes o valores morales de otras personas. Invita al cambio, ayuda a alejarte de algo que puede ser tóxico para ti y tu entorno, tanto física como psíquicamente.
Ahora vamos con las emociones positivas, La alegría y el amor son emociones que llevan a establecer lazos afectivos, te llevan a compartir con los demás, impulsan tu creatividad, actúan como fuente de motivación y de recompensa. Estas emociones aumentan los niveles de algunas hormonas que además de favorecer la sensación de felicidad y de bienestar, disminuyen el estrés, el riesgo de padecer enfermedades y aumentan nuestras defensas.
Por último tenemos La sorpresa, que es una emoción del presente, del aquí y ahora. Rápida y pasajera. Te ayuda a centrarte plenamente en la nueva situación y así hacerle frente.
Esperamos que al entender la función de cada una de estas emociones puedas comprender para qué están en ti y les hagas el hueco que necesitan. El aceptarlas te hará estar en paz contigo mismo y aumentará tu bienestar.