
Todo inicio suele ser difícil y más cuando no hay recursos y los apoyos son escasos. Rafael era un personaje singular que algunos conocimos en la Escuela de Ingenieros Industriales de Barcelona a finales de los 60. Era andaluz, de San Juan del Puerto (Huelva), que rebosaba simpatía y entusiasmo. Lo veíamos los días de exámenes y pocos más. Había estudiado perito industrial en Córdoba y un profesor de matemáticas le animó a proseguir sus estudios de Ingeniería en Barcelona y le facilitó un contacto para su primer trabajo. Tenía que trabajar para costearse sus estudios dando clases de matemáticas en la Escuela de Peritos de Tarrasa y en los Salesianos de Barcelona.
Tras la creación en el año 1971 del que luego sería el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, INSHT, fue designado por su talento, responsable de lo que se denominó el Gabinete de Dirección del Centro Territorial de Barcelona, actuando codo a codo con el entonces Subdirector Técnico del mismo, el ilustre Dr. Manuel Baselga Monte, pionero de la moderna prevención, con quien se formó y empezamos todos a apasionarnos por esta materia. Por estar vinculado al movimiento sindical y discrepancias, imagino ideológicas, con un director de la época, estando ya ausente del Centro el Dr. Baselga, fue trasladado a una dependencia del INSHT en Pamplona, bastante aislado para poder desarrollar sus capacidades por la Prevención. Ello, de alguna forma le permitió en su tiempo libre inventar una genial patente para la reproducción personalizada de fotografías en color que una primera marca internacional, rápidamente le compró.
De Pamplona saltó a Lima, al ser seleccionado por la Organización Internacional del Trabajo, OIT, para trabajar en su oficina regional para América latina, iniciando así su periplo americano. De ahí pasó a Buenos Aires, también con la OIT, para el desarrollo de proyectos con la Superintendencia de Riesgos Laborales del Mº de Trabajo argentino durante un par de años. Estuvo luego al frente de la Misión de Cooperación Internacional en materia sociolaboral del Ministerio de Trabajo español, en Montevideo, creando una unidad especializada en Prevención en la Inspección de Trabajo de Uruguay, en donde se formaron los primeros especialistas en la materia del país, de dentro y fuera del Ministerio. Además, puso en marcha la carrera universitaria de técnicos de prevención en la Universidad del Trabajo, y que luego otros cuidamos de implantar. Esa Universidad sigue hoy formando a profesionales de la prevención en Uruguay. Tras casi tres años en Montevideo, en 1984 fue trasladado a Bogotá, también como jefe de misión del Mº de Trabajo. Eran tiempos en los que la Cooperación Española en materia socio laboral en América era relevante.
Ah!, y como había aprendido a pilotar aviones en Uruguay, se fue cruzando los Andes con una pequeña avioneta, acompañado por su hijo mayor de 8 años. El resto de su familia lo hizo con medios más convencionales. Les aseguro que no fue una temeridad. Precisamente había guardado en secreto hasta hace muy poco, que se enroló en la Guerra de las Malvinas como voluntario para pilotar un avión de combate peruano recién pintado con la bandera argentina. Fue admitido por ser extranjero, su condición de ingeniero y sus habilidades aeronáuticas. Ni su familia lo supo en aquellos momentos.
Su labor de cooperación en Colombia también fue destacable. De ahí, fue reclamado en el año 1986 para regresar a España y ocupar el cargo de Subdirector Técnico del INSHT, en Madrid. Reestructuró su organización y funcionamiento, provocando controvertidos debates internos y contribuyó a abrir nuevos horizontes. Le llamábamos “el Sute”, era la máxima autoridad técnica y también moral de nuestro organismo; esta última se la supo ganar. Todos empezamos a trabajar por objetivos con resultados medibles en todos los frentes y a gestionar por procesos nuestros proyectos (investigación, formación, publicaciones, etc.). En el Centro de Barcelona aun le seguimos recordando por su actuar rompedor. Solía decirnos a menudo con vehemencia: “…, hemos de salir de Java”; sacudiéndonos mentalmente para que trabajando duro y en equipo saliéramos de nuestro aislamiento por el limitado valor social de la prevención, y contribuyéramos a construir una nueva cultura empresarial. La verdad es que después de más veinte años transcurridos y el esfuerzo realizado no podemos sentirnos satisfechos por los logros alcanzados en esta dirección. Pero lo sorprendente fue que cuando tenía en sus manos por méritos propios el nombramiento de Director del Instituto con el apoyo de la UGT, renunciara pidiendo la excedencia, no sin antes contribuir a que la nueva directora fuera Concepción Serrano, quien continuó su línea de trabajo y siguió haciendo volar alto al INSHT. Así fue como Rafael decidió regresar a Colombia para dedicarse a la Prevención por su cuenta. Supongo que la decisión fue por amor, como se hacen las cosas importantes en la vida, su amor por América y en especial por Colombia.
Allá en Bogotá creó su empresa consultora para irradiar asesoramiento en prevención a instituciones y empresas de ese país y otros de América latina (Chile, Argentina, Uruguay, Bolivia,…). No obstante, lo veíamos con frecuencia en España en Congresos, a donde acudía para presentarnos resultados de sus estudios y sus modelos propios de hacer preventivo. Colombia y su gente debieron gustarle mucho, pues raro en él, ahí siguió viviendo más de 15 años. Daba también clases de prevención en la Universidad y dirigía programas exitosos de radio, como “Encuentros con Rafa”, en donde integraba genialmente sus pasiones: la prevención, la música, la cocina y los toros. Su abuelo era Rafael Moreno Mesa, conocido picador de los toreros Manolete (padre del famoso Manolete) y de Guerrita. Precisamente en la radio conoció a Liliana, la que sería su mujer, el último gran amor de su vida con quien fue muy feliz. Con ella se vino a España para trabajar seis años en su querido INSHT, hasta su jubilación a los 65 y así obtener su pensión. Se incorporó al Centro del INSHT en Sevilla, dedicándose a actividades preventivas en el sector agrario. Tal vez lo más relevante fuera ser responsable de la prevención del Centro por su capacidad de relación con los sindicatos. Pero su mente estaba en regresar a Colombia donde había construido su casa-escuela en medio del campo. Quería volver a su Universidad para seguir enseñando prevención y dedicarse a su otra gran afición, la de enseñar a cocinar. Pero no llegó a tiempo, aunque sus cenizas regresarán como él quiso. Un cáncer fulminante de pulmón le sesgó su vida el día 1 de Enero de 2011, al mes de cumplir los 65 años. De lo que sí tuvo tiempo ya enfermo pero lleno aun de vitalidad y chispa, fue de despedirse de muchos de sus amigos y compañeros de trabajo en Valencia, Barcelona, Pamplona, Santander, Madrid,… y su Andalucía. Fue una preciosa peregrinación en casa de sus amigos, en los meses de Julio y Agosto, que todos recordaremos por las inmensas alegrías e ilusiones compartidas.
En la vida hay personas muy competentes, nobles y con coraje, que se enfrentan a las realidades para cambiarlas; son líderes que necesitamos. Otras, son las que también ponen su empeño para proseguir los buenos caminos trazados. También hay otras que hacen lo que buenamente pueden para vivir o tal vez mal vivir, como la mayoría en este mundo injusto. Querríamos olvidarnos finalmente, pero no podemos, de otra minoría de personas, digamos tóxicas, incluso con cara amable, que deambulan contaminando lo que tocan haciendo un daño terrible. Rafael era de las primeras, aunque en su caminar, rico y disperso, el reguero de amigos que ha ido construyendo a lo largo de su vida, sintamos no haber podido disfrutarle más, y en especial, sus cuatro hijos de los que estaba orgulloso: Bruno, Marta y Guadalupe, de su primera esposa Mª José, y Felipe, de su segunda esposa Silvia. Aunque eso no debería importarnos tanto. Las personas como Rafa no se van del todo. Siguen ahí con nosotros, en los recuerdos, en sus enseñanzas y hasta en sus locuras. Dejan las luces de la Prevención prendidas para que otros sigan haciéndolas irradiar, aunque para ello haya que seguir cambiando viejos modelos, como él pregonaba. Y como le acaba de escribir Lelys desde Colombia, también le decimos con todo nuestro amor y gratitud: Rafael,… estaremos ahí contigo en tu nuevo universo.
Manuel Bestratén y todos sus amigos prevencionistas