
Autora:
María Rita Gonzalez Fernández. Presidenta en “RGF” Consultora de RRHH y Formación & Socia Fundadora de “PRS EMPRESA SALUDABLE” & Gerente en “KRISOLZEN”
El acoso psicológico es un riesgo emergente que ha crecido en España un 40% desde el inicio de la crisis, según los datos ofrecidos por el profesor de la Universidad de Alcalá Iñaki Piñuel, considerado uno de los principales expertos en acoso laboral en España.
Piñuel ha afirmado que «ni siquiera uno de cada mil casos llega a la vía legal, de los cuales más de la mitad no llegan a una vista» porque se produce un acuerdo antes, y «los que llegan a ser juzgados la mayoría son desestimados».
Además, se ha observado que las secuelas que se producen en las víctimas de acoso laboral son diferentes debido, entre otros factores, a diferencias individuales en cuanto a recursos personales. Siendo la comunicación asertiva una de las características de la personalidad que puede influir en la capacidad para afrontar el acoso laboral.
Según un estudio, llevado a cabo por técnicos del Instituto de Seguridad y Salud Laboral de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, ha permitido aportar evidencia empírica sobre la relación entre la comunicación asertiva y la probabilidad de ser víctima de sufrir acoso moral en el trabajo.
¿Qué entendemos por asertividad?
Los psicólogos Wolpe (1958) y Lazarus (1966) la definieron como “la expresión de los derechos y sentimientos personales sin agredir a otros y sin permitir que nos agredan”. Una conducta asertiva nos permite poder hablar de nosotros mismos, dar y aceptar cumplidos, hacer peticiones a todos los niveles, discrepar de manera abierta de las opiniones de los demás, pedir aclaraciones y poder decir “NO”.
En psicología cuando se habla de asertividad, se toman como punto de partido tres estilos de comunicación interpersonal:
1.- La persona agresiva se caracteriza por defender en exceso los derechos e intereses personales, sin tener en cuenta los de los demás; a veces, no los tiene realmente en cuenta, otras, carece de habilidades para afrontar ciertas situaciones. Acusan, pelean, amenazan, agreden, insultan.
Comportamientos externos |
Patrones de pensamientos |
Emociones/sentimientos |
Volumen de voz elevado, habla tajante, interrupciones constantes, utilizan insultos y amenazas |
“Ahora sólo yo importo. Lo que tú pienses o sientas no me interesa” |
Ansiedad creciente, acompañado de incomprensión, culpa, sentimiento de inferioridad, frustración |
Contacto ocular retador, cara y manos tensas, postura que invade el espacio del otro |
Piensan que si no se comportan de esta manera son vulnerables |
Sensación de falta de control y baja autoestima |
Tendencia al contraataque |
Lo sitúan todo en términos de ganar y perder. En su estructura mental no cabe posibilidad alguna de otra tercera alternativa ganar-´ganar |
Honestidad emocional: expresan lo que sienten y “no engañan a nadie” |
Este tipo de personas sufren una serie de consecuencias por su forma de comportamiento:
- Generan rechazo o huida por parte de los demás.
- Conducta de “circulo vicioso” por forzar a los demás a ser cada vez más hostiles y así aumentar ellos cada vez más su agresividad.
Con mucha frecuencia se puede presentar el estilo pasivo-agresivo: persona callada y no asertiva en su comportamiento externo, pero con grandes dosis de resentimiento en sus pensamientos y creencias. Suelen utilizar métodos sutiles e indirectos como el sarcasmo, la ironía, para intentar que la otra persona se sienta mal, sin haber sido ellos, aparentemente, los culpables.
2.- La persona sumisa o pasiva no suelen defender sus derechos e intereses personales. Respeta a los demás, pero no a sí misma.
Comportamientos externos |
Patrones de pensamientos |
Emociones/sentimientos |
Volumen de voz bajo, habla poco fluida, bloqueos, tartamudeos, muletillas, silencios, etc. |
Son personas “sacrificadas” con un alto sentido de la obediencia. |
Impotencia, mucha energía mental poco exteriorizada acompañada de sentimientos de culpabilidad y baja autoestima |
Huida del contacto ocular, mirada baja, cara tensa, dientes apretados o labios temblorosos, postura tensa, manos nerviosas |
“Lo que yo sienta, piense o desee, no importa. Importa lo que tú sientas, pienses o desees”
Presentan una necesidad muy alta de ser aceptados, queridos y apreciados por todo el mundo |
Afloran continuos episodios de ansiedad y frustración |
Inseguridad para saber que hacer o que decir |
Constante sensación de ser incomprendido, manipulado, no tenido en cuenta |
Trabajan con mucha frecuencia el victimismo y la manipulación haciendo sentir a los demás culpables de sus situaciones |
En ocasiones, estas personas pueden tener repentinos estallidos desmesurados de agresividad.
Estos estallidos suelen ser bastante incontrolados, ya que son fruto de una acumulación de tensión y frustración que no saben manejar desde el punto de vista del control emocional.
Frente a estos dos estilos de comunicación inapropiados, nos encontramos con el estilo más sano y óptimo; la asertividad.
Las personas asertivas conocen sus propios derechos y los defienden, respetando a los demás, es decir, no van a “ganar” sino a “llegar a un acuerdo”
Comportamientos externos |
Patrones de pensamientos |
Emociones/sentimientos |
Habla fluida, seguridad, ni bloqueos ni muletillas, contacto ocular directo, pero no desafiante, relajación corporal, comodidad postural |
Conocen y creen en sus derechos para sí y para los demás |
Sensación de control emocional |
Expresión de sentimientos tanto positivo como negativos, defensa sin agresión, honestidad, capacidad para hablar de sus propios gustos e intereses, capacidad para discrepar abiertamente, capacidad para pedir aclaraciones y decir “NO” |
Tienen convicciones racionales en la mayoría de las ocasiones |
Buena autoestima, no se sienten inferiores ni superiores a los demás |
Saber aceptar errores |
Respeto por uno mismo y por los demás |
Satisfacción en las relaciones |
Con este tipo de personas, las relaciones humanas en el mundo de la empresa resultan sencillas y generan buen ambiente de trabajo.
- Aclaran equívocos.
- Los demás se sienten respetados y valorados.
- Tienen buena reputación dentro de la empresa.
¿Cuáles son las formas típicas de respuesta no asertiva? ¿cómo reacciona una persona con problemas de asertividad en una situación concreta de tensión en la empresa?
Se han identificado cuatro formas de respuesta no asertiva con las que tendemos a responder en situaciones complicadas o conflictivas en los entornos laborales.

En resumen: el trabajador pasivo no defiende sus opiniones ni sus derechos, por lo que es vulnerable ante los compañeros y superiores. No sabe decir que no, con lo cual el conflicto a largo plazo se hace inevitable. Por su parte, el trabajador agresivo mantiene una conducta hostil, las relaciones con los compañeros y superiores son difíciles, por lo que también surge con mayor frecuencia el conflicto dentro de la organización.
Como vemos ambos tipos de comportamiento dificultan las relaciones interpersonales y enrarecen el clima laboral convirtiéndose en un factor de riesgo para la aparición de determinados riesgos psicosociales como el acoso laboral. Por otra parte, disminuyen las posibilidades de que los trabajadores se comprometan con la empresa y con su trabajo.
¿Por qué no soy asertivo?
Las principales causas por las que una persona puede tener problemas con la asertividad son las siguientes:
No existe una personalidad innata “asertiva o no asertiva”, ni se heredan características de asertividad. La conducta asertiva se va aprendiendo por imitación o refuerzo a lo largo de nuestra historia personal. Habitualmente se suelen reproducir los estilos de comunicación que se han aprendido durante la infancia y que se refuerzan a lo largo de la adolescencia.
1.- La persona no ha aprendido a ser asertiva o lo ha aprendido de forma inadecuada
En la historia de aprendizaje de la persona no asertiva pueden haber ocurrido las siguientes situaciones:
- Castigo sistemático hacia conductas asertivas.
- Falta de refuerzo suficiente hacia conductas asertivas.
- La persona no ha aprendido a valorar el refuerzo social.
- La persona obtiene más refuerzo por conductas no asertivas o agresivas.
- No existe capacidad suficiente para discriminar adecuadamente las situaciones que las que debe emitir una respuesta concreta y acertada.
2.- La persona conoce la conducta apropiada, pero siente tanta ansiedad que la emite de forma parcial.
En este caso, la persona con problemas de asertividad ha tenido experiencias altamente aversivas que han quedado unidas a situaciones concretas a través de un fenómeno que se llama condicionamiento o generalización. Estas situaciones pueden dejar en la persona un poso tan grande de ansiedad, que a partir de ese momento su respuesta asertiva se ve mermada.
3.- La persona posee una serie de patrones irracionales de pensamiento que le impiden actuar de forma asertiva.
En los años 50, el psicólogo Albert Ellis, delimitó 10 convicciones que todos `poseemos en mayor o menor medida que nos llevan a tener creencias erróneas que pueden estar interfiriendo en nuestra capacidad de ser asertivos.
- Es necesario para un ser humano ser querido y aceptado por todo el mundo.
- Uno tiene que ser muy competente y saber resolver todo si quiere ser considerado útil y necesario.
- Hay gente mala y despreciable que debe de recibir su merecido.
- Es horrible que las cosas no salgan de la misma forma que a una le gustaría
- La desgracia humana es debida a causas externas y la gente no tiene ninguna o muy pocas posibilidades de controlar sus disgustos y trastornos.
- Si algo es o puede ser peligroso o atemorizante, hay que preocuparse mucho al respecto y recrearse constantemente en la posibilidad de que ocurra.
- Es más fácil evitar que hacer frente a algunas dificultades o responsabilidades personales.
- Siempre se necesita de alguien más fuerte que uno mismo en quien poder confiar.
- Un suceso pasado es un importante determinante de la conducta presente, porque si algo nos afectó mucho, continuará afectándonos indefinidamente.
- Uno debe estar permanentemente preocupado por los problemas de los demás.
El problema comienza cuando una o varias de estas creencias se hacen tan importantes para nosotros, que supeditamos nuestras acciones y convicciones a su cumplimiento.
4.- Existen “viejas heridas emocionales” que si no se curan son auténticas ataduras que perduran en nuestro inconsciente y afectan nuestra autoestima.
5.- La persona no conoce o rechaza sus derechos
La educación tradicional tiene que ver mucho con esta situación: “obediencia a la autoridad”, no expresar opiniones ante padres, maestros, jefes, etc., son algunos de los ejemplos en los que hemos podido ser educados.
Otra idea muy extendida en nuestra educación ha sido “es vergonzoso cometer errores”. El miedo a cometer errores es un factor clave para la baja autoestima y tener conductas no asertivas.
Actualmente este tipo de modelo educativo tradicional, tiende a desaparecer, pero los medios de comunicación y los agentes sociales, continuamente nos están bombardeando con mensajes del estilo “ser más que otros” “subir por encima de los demás”,” la mejor defensa, un ataque”, etc.
Ambos modelos supeditan a la persona a la opinión de los demás en lugar de centrarse en la autoestima por los propios méritos y logros.
Los derechos asertivos, son unos derechos no escritos, que todos poseemos, pero mucho olvidamos a costa de nuestra falta de autoestima.
Conocer nuestros derechos y empezar a ser respetados por nosotros mismos, es uno de los medios más útiles para tener conductas asertivas, mejorar nuestras relaciones interpersonales y prevenir los riesgos piscosociales.
¿Conoces tus derechos?
- El derecho a ser tratado con respeto y dignidad.
- El derecho a tener y expresar los propios sentimientos y opiniones.
- El derecho a ser escuchado y tomado en serio.
- El derecho a juzgar mis necesidades, establecer mis prioridades y tomar mis propias decisiones.
- El derecho a decir “NO” sin sentir culpa.
- El derecho a pedir lo que quiero, dándome cuenta de que también mi interlocutor tiene derecho a decir “NO”.
- El derecho a cambiar.
- El derecho a cometer errores.
- El derecho a pedir información y a ser informados.
- El derecho a decidir a no ser asertivo.
- El derecho a ser independiente.
- El derecho a decidir qué hacer con mis propiedades, cuerpo, tiempo, etc., mientras no se violen los derechos de las otras personas.
- El derecho a tener éxito.
- El derecho a gozar y disfrutar.
- El derecho a mi descanso, aislamiento, siendo asertivo.
- El derecho a superarme, aun superando a los demás.
Siguiendo con el testimonio de Piñuel, el profesor opina que las formas extremas neoliberales «nos llevan a una feudalización de los entornos laborales» y ha defendido la formación y la divulgación como herramientas para evitar que la gente «deje en el colgador, junto con su chaqueta, sus derechos fundamentales cuando entra en el lugar de trabajo».
Para terminar, comentar las enormes posibilidades que nos está ofreciendo el coaching aplicado a la prevención de riesgos laborales en general. Actualmente comienza a convertirse en una potente herramienta de trabajo en el mundo de la prevención.
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