
Médico Mentor quiere ser el puente entre el querer hacer y el saber hacer
La Dra. Lourdes Tomáses noticia porque ha sido candidata al Top 100 mujeres líderes en Españaen el apartado de Pensadoras y Expertas. Lo que favorece el encuentro con ella entre reunión y reunión con sus clientes para conocer la trayectoria profesional de la fundadora de Médico Mentor e introductora de la idea de salud como un talento o una competencia como herramienta de transformación hacia un nuevo modelo empresarial y social basado en la implantación de una cultura corporativa de bienestar.
Antonio Hernández (AH) –Para quién no la conozca ¿quién es Lourdes Tomás?
Lourdes Tomás (LT)– Soy una mujer muy inquieta. Me gusta explorar nuevos territorios. También en el aspecto académico. Soy médico de familia, he estudiado nutrición, sofrología, psiconeuroinmunoendocrinología. Me he ido formando en distintas disciplinas y recursos que me permiten acompañar a las personas en la conquista proactiva de su propio bienestar, desde una visión integral en su salud, eso es a lo que yo me dedico.
AH – ¿Por qué dejó la sanidad pública y creó Médico Mentor?
LT– Durante muchos años trabajé en la sanidad pública. Primero en Navarra y luego en Barcelona. Soy una firme defensora de dicha sanidad. La salud es un bien que nos pertenece a todos.
Pero mi manera de hacer no tenía cabida en la agenda. En Barcelona, tenía que ver 70 pacientes en menos de 4 horas. La mayoría de ellos tenía un nivel socioeconómico con muchas dificultades y problemas y menos de cinco minutos por paciente no eran suficientes para atenderlos como pensaba que tenía que hacerlo. No tenía tiempo para hacer una medicina como en la que yo creía, lo que me hacía sentir mal.
Después de dos años y medio decidí que tenía que salir de ahí y me pasé a la medicina privada. Otro modelo. Me propusieron crear una unidad de medicina funcional de gestión del estrés con un equipo multidisciplinar. Una medicina más integrativa y personal. Una medicina a la que solo podían acceder aquellas personas que tenían dinero para pagarlo. Solo para las clases altas de Barcelona. Aquello tampoco era lo que yo quería como médico.
Fue entonces cuando me di cuenta de que no existía mi lugar en el mundo y que tenía que crearme un espacio en el que se pudiera hacer la medicina en la que yo creo. Un espacio al que pudiese acceder todo el mundo.
Ahora estoy en el ámbito privado con una gestión económica propia. Hago la medicina que yo quiero para las personas que lo necesitan.
A raíz de todas esas experiencias en la sanidad pública, a la que podía acceder todo el mundo, pero yo no les podía dar la calidad que quería, y la de la sanidad privada a la que no podía acceder todo el mundo pero que podía darles la calidad que quería, fue cuando cree Médico Mentor como una empresa social que quiere devolver a las personas el poder y la responsabilidad sobre su propia salud y bienestar. Quiero enseñar a las personas cómo pueden sostenerse sanas cambiando los estilos de vida que llevamos hacia unos nuevos más acordes con la naturaleza del ser humano.
Como médico de familia en la sanidad pública me producía mucha frustración cuando me llegaban a la consulta pacientes con un problema de ansiedad, una diabetes, un problema de tiroides asociados siempre con un estrés muy grande, con desórdenes muy serios en su alimentación, su sueño u otros estilos de vida. Este caos y este estrés crónico eran, para mí, las causas de su enfermedad.
A esto se añadió que la evidencia científica ponía de manifiesto que el 60 % de las enfermedades que padecemos tenían que ver con los estilos de vida. Es decir, la ciencia demostraba lo que yo me encontraba en mi experiencia diaria.
Así que fundé Médico Mentor con una visión integral del ser humano y con el propósito de trabajar la salud como un activo.. Esto significa que tu tiroides podía estar enfermo pero que todo el resto de tu cuerpo estaba sano. ¿Cómo podía potenciar ese activo en ellos?
Y así, fue cómo empecé a trabajar la salud como un nuevo talento o como una competencia en pacientes que venían a verme por una enfermedad o en personas sanas que acudían a mis cursos o conferencias para aprender cómo mantenerse sanos.
Cuido y acompaño a las personas enfermas, pero mi objetivo es mantener sana a la mayor parte posible de la población. Trabajo no solo la prevención de enfermedades sino la promoción de un estado de salud superior en el día a día. Hemos de caminar de la normalidad, lo que a todo el mundo le pasa, hacia la verdadera salud.
Y es que creo que hoy hemos perdido la visión de lo que significa la palabra salud. Tanto los profesionales como las personas. La salud no es no tener enfermedades o determinados síntomas, salud supone también la conquista de un bienestar superior en lo biológico, lo psicológico y en lo social, según la propia definición de la OMS, aunque yo añadiría también la conquista de lo existencial de cada uno de nosotros.
Así que dejé la medicina pública y privada para crear un lugar en el que se practique una medicina que no sé si llamar evolucionada o revolucionaria. Los médicos debemos empezar la relación con las personas mucho antes de que estén enfermas y ser sus mentores, o formadores, en salud. Darles el poder y la responsabilidad que tienen en su propia salud.
La salud es un activo que se puede desarrollar. Lo que sucede es que a veces no tenemos el conocimiento o las herramientas para hacerlo. En mi experiencia de estos últimos once años, es que en cuanto las personas tienen dicho conocimiento o dichas herramientas, mejoran su calidad de vida sin ninguna duda.
AH – ¿Por qué decide llevar este modelo a las empresas?
LT – El proyecto Médico Mentor tiene tres partes importantes. Una es la formación, la segunda es la de curar y la tercera una parte social. Me gustaría que Médico Mentor tuviese un impacto social, que cambiase la sociedad en la que estoy viviendo.
Cuando empecé a recoger toda la experiencia clínica que tenía con los pacientes cambiando sus hábitos de vida y ordenando sus biorritmos, haciéndoles tomar consciencia de la alimentación y de la importancia de comer mejor, cuando trabajábamos de forma proactiva para que durmieran mejor, aprendieran a relajarse, practicasen meditación, o trabajábamos la gestión emocional con recursos propios, vi que la gente cambiaba.
Toda esa experiencia la fui transformando en talleres y conferencias con la idea de no esperar a que los pacientes viniesen a la consulta, sino trasladarla a la calle para que los pacientes no tengan ni que venir a la consulta.
Fue así como empecé con la formación. Mis dos objetivos eran enseñar en colegios y en empresas. Los colegios porque la salud tiene que ser una asignatura más, sin ninguna duda. Las escuelas tienen que evolucionar y revisar cómo tienen que educar a los niños a nivel emocional y social y a qué ritmo. Se les está exigiendo un ritmo a los niños totalmente ajeno a su naturaleza. Se pretende que lleven ritmos de vida como ejecutivos de alta dirección con siete y ocho años. No puede ser. Un niño funciona de otra manera. Necesita energía por ejemplo para crecer, necesita tiempo para aprender a sentir y a reconocer sus emociones, precisa tiempo para aprender de sus errores en las relaciones sociales, todo esto también es educación, una educación sana para una sociedad futura más saludable y sostenible. Tiene unos biorritmos diferentes al adulto y unas necesidades distintas. Nadie está mirando al niño, solo se está mirando lo académico.
Pero empecé en las empresas porque me pregunté ¿dónde puedo tener más impacto social? ¿En los trabajadores que son padres que están educando a sus hijos o en los niños que cuando crezcan podrán crear una sociedad diferente? Pensé que era mejor empezar con los adultos porque podía generar más impacto. Además, como médico de familia la mayor parte de mis pacientes son adultos y tengo una mayor experiencia con ellos y los manejo mejor, pero en el año próximo me gustaría empezar a colaborar en diferentes escuelas para montar equipos pilotos con el lema de “niños sanos, escuelas y sociedades saludables”.
AH – ¿Cómo la recibieron las empresas cuando se acercó a ellas con este discurso?
LT –La dos primeras empresas a las que me acerqué fueron una importante escuela de negocios y una gran empresa de construcción y servicios españolas. Al principio fueron un poco reticentes, pero decidieron concederme un piloto en colaboración con sus departamentos médicos, de formación, de recursos humanos y del comité de dirección. Gustó muchísimo y desde entonces sigo trabajando con ellos.
Pero muchas empresas me veían como un bicho raro. Una mujer y joven creaba ciertas reticencias. Tal vez demasiado idealista. Por otro lado, tampoco se entendía muy bien lo que yo presentaba entonces. Se preguntaban: ¿cómo que la salud es una competencia? ¿Cómo es que yo tengo que invertir en la salud de mis trabajadores? ¿Por qué les tengo que formar en salud? No se veían responsables de ello. No veían que el siguiente paso de la prevención de enfermedades y accidentes era la promoción proactiva del bienestar y de la salud integral.
Les explicaba que durante muchos años se habían aplicado programas de seguridad supervisados por la administración. Que ahora tenían la oportunidad de ser pioneros en esa segunda transformación que era trabajar no solo en seguridad sino la salud en el trabajo.
A lo que añadía todas las consecuencias de promocionar la salud como un nuevo activo: descenso en número de bajas, mayor sentido de pertenencia a la empresa o aumento de productividad, entre otras. Toda la ganancia económica, social y logística que puede suponer tener una persona trabajando en tu organización que está física, mental y socialmente sana.
AH- ¿Cómo se preparó para hacer este tipo de medicina?
LT– Todo lo que traslado en la consulta o en la formación es algo que he experimentado en mí. Cuando empecé a tener experiencias con resultados en los pacientes, es cuando comienzo a estudiar. Cuando observo que los cambios en la alimentación de la gente tiene una mejora muy importante en ellas me digo que tengo que profundizar en el conocimiento de esto, sí o sí.
Empiezo de una forma autodidacta, estudiar la nutricion ortomolecularme abrió los ojos y entendí que somos los que comemos, luego me adentré en la alimentación macrobiótica, el veganismoy otros patrones de alimentación. No porque los comparta o no los comparta, sino porque cada vez hay más gente que me lo plantea y yo tenía que saber cómo acompañarlos para que fuera lo más saludable para ellos.
Lo mismo que pasó con la nutrición sucedió con otros aspectos. Como por ejemplo, con disciplinas que ayudan a las personas a conectar con ellas mismas y son una buena herramienta para el crecimiento personal y el control del estrés: mi práctica de Raja y Hatha yogay de meditación desde los 18 años, me llevó a profundizar en la sofrología o en el mindfulness como métodos más occidentalizados y cercanos a nuestra sociedad.
Así que ha habido una formación autodidacta, pero también una formación científica. Para mí, descubrir la psiconeuroinmunoendocrinología (PNI), en un máster en la Universidad de Girona, me permitió unir desde la ciencia, la nutrición, la meditación, la gestión emocional, la cronobiología o el deporte, como recursos internos que poseemos para generar salud día y noche. La PNI es una disciplina científica casi desconocida en España y que va entrando cada vez más en nuestra sociedad con la apertura de centros de medicina integrativa.
El máster lo impartía la Universidad de Grazy asistían profesionales de Holanda, Alemania, de Europa. Solo estábamos 4 españolas y yo como única médico. Es ahí donde empiezo a profundizar en el conocimiento de la salutogénesisy en las fuerzas generadoras de salud que poseemos los seres humanos. Desarrollar cómo cuidar el sistema nervioso desde la relajación y la meditación. Cómo gestionar las emociones, no con una mirada anclada al pasado como hace el psicoanálisis, sino con una mirada más positiva mirando al futuro y lo que puedo hacer para producir algún cambio. Trabajar más desde el aquí y el ahora hacia el futuro.
AH – ¿Cómo recibieron este discurso tan abstracto y filosófico las empresas?
LT – Tuve la suerte de que las personas con las que contacté al principio tenían sensibilidad a lo que les iba a exponer. Por eso conseguí hacer los dos pilotos.
Médico Mentor lo empezamos tres personas hace 11 años. Una que llevaba la parte más de gestión comercial y administrativa, lo que podía ser el CEO, que marcaba el desarrollo de negocio. Yo creando contenidos y servicios. Con ese equipo hemos conseguido estar en el 33 % de las empresas del IBEX 35llamando a puerta fría.
Hay que encontrar al interlocutor adecuado. Personas que hagan de embajadoras internamente y estén con esta sed de cambio a nivel personal y que quieran llevarlo a sus corporaciones.
Además, pienso que lo que estamos trabajando en Médico Mentor es una necesidad social. Nuestro modelo sanitario actual y la sociedad en general, precisa un cambio urgente que pasa por programas que enseñen, formen y acompañen a las personas a ser sus propias gestoras de salud. Nuestro sistema sanitario no podrá sustentar mucho más tiempo una sociedad cada vez más envejecida, con pocos nacimientos y con muchos enfermos crónicos. Debemos ponernos las pilas y responsabilizarnos para sostenernos sanos el mayor tiempo posible. Por eso, cuando empiezas a poner este discurso encima de la mesa, resuena en las personas que te están escuchando. Nunca me han dicho que es una tontería. Lo que me dicen es que no saben cómo implantarlo en su empresa o que les tenemos que ayudar a convencer al comité de dirección o ver la manera de incorporar al servicio médico de la empresa.
Nunca me han dicho que no creen en lo que les contamos. Porque hablamos desde el sentido común. De lo que se trata es de reconectarnos con una parte de nosotros capaz de generar salud.
Te pongo un ejemplo. Nuestro cuerpo está compuesto por millones de célula. Las membranas de nuestras células son grasas y se construyen con las grasas que yo como. Si la grasa procede de bollería industrial, fritos y procesados, mis membranas celulares van a ser menos sanas y más rígidas. Sin embargo si tomo nueces, aceite de oliva, sardinas, mis membranas van a ser más flexibles y saludables.
Todo es tan obvio, tan de sentido común y tan tangible que es difícil que te digan que no lo quieren. Hay una verdad que todos reconocemos en esta necesidad de cambio para evitar convertirnos en una sociedad enferma.
Siempre pongo el ejemplo de los niños y los adolescentes. A esa edad, que están en pleno crecimiento y expansión, sus fuerzas generadoras de salud son fuertes. ¿Qué estamos haciendo mal para que estén aumentando en los niños los trastornos de déficit de atención, el autismo o la intolerancia a la lactosa y/o al gluten? ¿ y en los adolescentes, la depresión, la falta de control de impulsos o la dependencia de sustancias?
Se puede entender que una persona con 65 años tenga una próstata más grande o una enfermedad cardiovascular, pero que haya niños con 8 y 9 años con obesidad no se puede entender.
AH – ¿Cuál ha sido la respuesta de los Servicios de Prevención de las empresas a este discurso?
LT– Me he encontrado con los dos polos opuestos. Los hay que nos ven como un competidor al trabajo que ellos realizan, en vez de como servicios complementarios, de acompañamiento de su gestión o labor.
Y también todo lo contrario. Médicos a los que el puesto se les queda pequeño y que quieren ir más allá, quieren hacer otra cosa, implantar modelos diferentes donde además de hacer la prevención que determina el marco legal, se hagan acciones dirigidas a la promoción de salud y bienestar, como una estrategia corporativa. Es una gozada trabajar con los que quieren cambiar las cosas, acompañarlos en este proceso, convertirlos en los médicos mentores de sus empresas y, cuando acabemos, me encantará volver a mi consulta a seguir trabajando con mis pacientes. Para ellos, somos como el puente entre el querer hacer y el saber hacer.
AH – ¿Cómo hace ese proceso de acompañamiento a las empresas y a los profesionales?
LT–Hacemos un trabajo en tres fases. La primera consiste en identificar en qué situación se encuentra la empresa. Creo que muchos de estos programas fallan porque no hay compromiso de la dirección, porque se hacen acciones aisladas sin una estrategia coherente a medio y a largo plazo y, por último, por un débil impulso en la comunicación que enmarque y posicione todas las acciones hiladas de estos programas corporativos de Wellbeing. Es decir porque no tienen un contexto que entienda la dirección y los empleados.
Este tipo de programas deben tener coherencia y estrategia, embajadores que los promuevan porque los hayan experimentado en sí mismos y crean en ello y debe estar acompañado por la comunicación.
Cuando entramos a trabajar lo primero que hacemos es asegurarnos de que estos pilares sean firmes para que la inversión no se convierta en un gasto, sino que tenga un retorno.
Posteriormente, les proporcionamos activos de salud. En una primera fase sensibilizamos y formamos con conferencias y talleres, que se emiten en streamingy que se graban para que los pueda ver cualquiera persona de la empresa cuando quiera.
En los inicios trabajábamos más presencial. Cambiamos a un formato blended, donde aunamos lo presencial con la formación online, porque estamos en empresas grandes que quieren dar coherencia a estas políticas, y ahora tenemos que dar servicio en empresas internacionales, algunas de ellas con 180.000 empleados. Estos programas sirven para inspirar, recomendar, sensibilizar y dar continuidad a los mensajes.
En una tercera fase ayudamos a la transformación. Nos dimos cuenta de que una vez que la gente tenía la información y estaban sensibilizados, muchos de ellos no sabían cómo llevarlo a la práctica. Personas en las que habíamos sembrado la inquietud de querer cambiar pero que se encontraban con resistencias.
Para estos hemos creado el mentoringen salud. Un mentoring que puede ser one-to-oneo grupal y donde un coachen salud les ayuda a trabajar las resistencias para que se produzca el cambio.
También hemos creado los retos de salud. Los que proponemos para 21 días nos funcionan muy bien. Por ejemplo, informamos, formamos y sensibilizamos en nutrición y luego lanzamos un reto vía on-line para aquellos que se quieran apuntar para trabajar conscientemente todas esas resistencias emocionales y logísticas que uno se puede encontrar para conseguir esos hábitos saludables que quieren introducir en sus vidas.
Así que trabajamos informando, sensibilizando y transformando desde lo presencial y on-line.
AH – Los profesionales de la prevención siempre están buscando indicadores de la actividad que realizan para hacer seguimiento y ponerse objetivos ¿qué tipos de indicadores usan ustedes?
LT –Toda empresa tiene datos y nosotros les decimos que los midan. Sin embargo, no suelen compartirlos con nosotros, suelen poner muchas trabas por los temas de confidencialidad.
Pero es algo en lo que estamos trabajando con una persona que acabamos de incorporar y que lleva el aspecto de consultoría.
En cualquier caso, los indicadores van a depender del programa que se quiera hacer.
AH – ¿Lo que hace Médico Mentor es el futuro de los servicios de prevención, incluidos los profesionales sanitarios, en las organizaciones?
LT – Estoy convencida de que sí. Pero no solo en las empresas, también los profesionales de la salud de la sanidad pública.
Se ha de cambiar el modelo sanitario en el que estamos sí o sí. Primero porque no va a ser sostenible en el tiempo. No me refiero en gasto económico, sino como gasto personal, como sufrimiento individual.
Los estilos de vidas que llevamos conducen a la enfermedad. O nos reinventamos y empezamos a tomar las riendas de nuestra propia salud como individuos o vamos hacia una sociedad insostenible desde el punto de vista sanitario y social.
Estamos en una sociedad envejecida, en la que nacen muy pocos niños. En España ha aumentado la esperanza de vida, pero no es una esperanza de buena calidad de vida. El augurio para los próximos quince o veinte años no es bueno.
Los profesionales de la salud trabajemos en las empresas, en la sanidad privada o pública tenemos que contribuir a este cambio. Tenemos que cambiar a un modelo que no se focalice solo en la enfermedad y en la prevención, sino a un modelo que enseñe a las personas a mantenerse sanas.
AH – ¿Qué le aconsejaría a alguien que quisiese ser partícipe de ese cambio?
LT– Lo primero que hiciese la pregunta de qué puede hacer en la situación personal, profesional, social y con los conocimientos que él tiene y a partir de ahí, empezar a hacer un plan de acción.
Muchas veces, lo primero que precisan es formación. La formación médica actual tiene una muy buena base del funcionamiento fisiológico del cuerpo, pero se enseña de forma desintegrada. Hemos de abrirnos a las evidencias científicas que nos muestra la medicina integrativao la nutrigenómicaeintroducirnos en materias con evidencias científicas como la nutrición, la cronobiología aplicada ,el mindfulness o la meditación, entre otras, que nos ayudan a acompañar al ser humano en los procesos de vida y de enfermedad. La formación integral de estas personas que quieren ser partícipes de este cambio es clave.
El segundo paso, es el autoconocimiento y el trabajo permanente con uno mismo. Ser médico mentor supone un trabajo de autoconocimiento y de desarrollo personal continuo, si se desea acompañar a otros de manera objetiva y saludable hacia el cambio. Es complicado que pueda acompañar en aquello que yo no he aprendido con mi experiencia propia.
AH – ¿A qué se debe que se mantenga el modelo que nos ha descrito?
LT – Cuesta mucho cambiar un modelo sanitario e institucional y una actitud personal que se ha establecido, extendido y mantenido durante muchos años. Hay muchas resistencias a los cambios.
Además, el cambio no solo debe venir desde arriba. También lo deben solicitar y ejecutar las personas, los estudiantes de medicina y los profesionales que se encuentran en la base de la asistencia médica. El cambio hacia un nuevo modelo sanitario que nos lleva hacia una sociedad más sana y sostenible es cosa de todos.
AH – Después de todo esto que nos ha contado ¿por qué cree que la eligieron candidata a ser una de las profesionales más influyentes?
LT – La verdad es que no lo sé. Nos lo propusieron, pero fue una sorpresa como cuando me eligieron la Líder saludable en 2017por mi labor en la sensibilización y formación en salud en el tejido empresarial español. Soy afortunada porque hago aquello en lo que creo y puedo vivir de ello.
Todas las personas traemos algo que nos diferencia, que nos da ese valor añadido que la sociedad necesita de nosotros. Es importante que lo exploremos. ¿Qué puedo hacer yo para crear un mundo mejor?
Lo primero es saber qué quieres hacer y empezar a dar pequeños pasos. Ponerte en tu lugar en el mundo.
Igual que a las plantas hay que cambiarlas de maceta para que sigan creciendo, hay que saber cuándo uno tiene que trasplantarse a otro lugar donde pueda seguir creciendo y dando la mejor versión de uno mismo.
AH – ¿Cómo da uno el paso para trasplantarse?
LT – Escuchándose, siendo valiente y buscando ayudas y apoyos. Hemos de saber aprovechar el impulso que precisamente nos dan esos momentos de crisis de los que habitualmente queremos huir, esos donde todo se tambalea y escuchar qué viene a traernos esta situación tan incómoda, tan dolorosa o conflictiva, quien soy y qué voy a hacer con esto a partir de ahora.
Por mi experiencia personal, en la que he pasado por muchos momentos de crisis, me he dado cuenta de que uno tiende a buscar soluciones fuera y es un error. La crisis viene a darnos una oportunidad de crecimiento y de ser cada día más coherente con nosotros mismos.
Yo no tengo una receta. Cada persona somos un mundo. Las formas de hacerlo son muy fáciles de concretar. Lo importante es el fondo. En un proceso de transformación, como ya he dicho, hay muchos momentos de crisis y lo que hay que tener bien anclado es el fondo y la conexión con uno mismo.
Las formas van a ir cambiando en función de las circunstancias. Me he dado cuenta de que ahora Médico Mentor tiene una forma diferente de la que yo tenía en mi mente hace 11 años cuando la cree con los otros dos socios. En el proceso hay que tener la flexibilidad para que suceda lo que realmente queremos que suceda en esencia y lo que la vida tiene preparado para darle forma.
AH – A lo largo de la entrevista ha hablado de que es necesario crear un contexto de salud ¿cómo se crea?
LT – Obteniendo el compromiso de la dirección de que la salud tiene el mismo peso que los objetivos empresariales o los resultados perseguidos por la organización. Si el cambio no está vivo en ellos no se va a transformar la cultura corporativa. Ellos tienen que convertirse en líderes sanos. A partir de ahí se produce un cambio en cascada.
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