Trabajo y salud aparecen prima facie como conceptos diferentes, aunque se trata de “hechos” intrínsecamente interrelacionados, por cuanto hoy es impensable que el trabajo pueda hacerse en condiciones adecuadas en un estado de ausencia de salud. De hecho, para la OMS la salud “es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Esta definición confirma, la clara interrelación entre dos hechos en principio diferentes, pero en la práctica interdependientes: la salud es imprescindible para trabajar y las condiciones en las que se realiza el trabajo pueden perjudicar la salud.
Nadie duda hoy que la Revolución Industrial y como consecuencia una nueva forma de trabajar, ocasionó cambios sustantivos en las condiciones de vida y bienestar de los trabajadores, razón por la cual diversos investigadores de perfil social o económico, comenzaron a estudiar el impacto de los cambios industriales sobre la salud de la población trabajadora. Marx y Engels, Villerme, Guérin, Penot y Benoiston de Chateauneuf, son algunos de los que consideraban el deterioro de la salud como uno de los efectos del capitalismo en los nuevos métodos de trabajo.
En la actualidad nadie duda que las consecuencias sociales del modelo económico de desarrollo existente, además de, producir pobreza, desempleo, y merma en la calidad del empleo, han afectado de forma negativa a la salud de los trabajadores, incrementando el número de accidentados y enfermos ocupacionales. La OIT calcula 7.500 muertos por día como consecuencia de ambientes de trabajo inseguros e insalubres, de los cuales 6.500 fallecen por causa de enfermedades contraídas en el trabajo.
Cada día mueren personas a causa de accidentes laborales o enfermedades relacionadas con el trabajo – más de 2,78 millones de muertes por año. Además, anualmente ocurren unos 374 millones de lesiones relacionadas con el trabajo no mortales, que resultan en más de 4 días de absentismo laboral. El coste de esta adversidad diaria es enorme y la carga económica de las malas prácticas de seguridad y salud se estima en un 3,94 por ciento del Producto Interior Bruto global de cada año. Es evidente considerar que la salud es parte esencial del estudio del trabajo y está en el origen del desarrollo social, y que es necesario contar con un trabajo decente y un medio ambiente saludable
Fuente: Vega Ruíz, M.-L. (2020). ¿El trabajo es salud?. Archivos De Prevención De Riesgos Laborales, 23(4), 410-414. https://doi.org/10.12961/aprl.2020.23.04.01