Quedo con la Dra. Marisol López de la Cruz que ha sido nombrada recientemente Gerente del Servicio de Prevención Mancomunado del Grupo Telefónica en las instalaciones que esta compañía tiene en Distrito C en Las Tablas, Madrid, España, para hablar de su carrera profesional.
Antonio Hernández (AH) – Si echamos la vista hacia atrás ¿cuál ha sido su punto de partida profesional?
Marisol López de la Cruz (MLC) – Cuando me examino para ser médico interno residente (MIR) en el año 1992 con muchísima ilusión. Yo era un médico vocacional asistencial de toda la vida que trabajaba de médico rural y estaba contenta. Hasta que decidí que me tenía que presentar al MIR si quería seguir ejerciendo en el futuro.
Cuando tuve que elegir un compañero me aconsejo que cogiera medicina del trabajo, de lo cuál me alegro. Él me hablaba de futuro. Aunque la decisión fue difícil, tengo que decir que a día de hoy me ha dado muchas satisfacciones.
No era la medicina que yo esperaba en el año 1992 pero a día de hoy me ha supuesto lo que soy ahora y hago ahora
AH – O sea, que antes de ser médico del trabajo tenía experiencia laboral previa como médico rural ¿ha tenido experiencias laborales anteriores?
MLC–
Mis padres siempre nos educaron en el valor del esfuerzo y la responsabilidad. Durante los últimos años de carrera me iba durante el verano con los médicos de mi pueblo y con los enfermeros, para ir poniendo “ojo y oreja”. Ellos son los que me enseñaron a poner inyecciones, a dar puntos, a hacer curas y otras cosas básicas. Por esto, cuando acabe la carrera ya me estaban esperando para hacer sustituciones.
AH – ¿Qué cree que la ha puesto donde está?
MLC – Sinceramente creo que ha sido el devenir de la vida. Las circunstancias te van llevando por distintos derroteros. Mis perspectivas de trabajo iniciales iban más por el lado de medicina de familia. En mis inicios como médico de trabajo me di cuenta que en el trato con el trabajador obtenía la misma satisfacción y además había otros aspectos que también me resultaban muy interesantes. Estaba muy a gusto con mi tarea y nunca me planteé llegar más allá del trabajo de infantería.
Pero me propusieron venir a Madrid de responsable. He de reconocer que me costó tomar una decisión porque significaba un escalón importante en mi vida profesional que tenía un impacto cualitativo en mi vida personal.
AH- ¿Qué ha perdido al dejar el trato más regular con el trabajador y que ha ganado con un trabajo más de gestión?
MLC – He ganado una perspectiva organizacional. Yo antes veía como gestionaban otros desde la base. He ganado la visión de la intersección de las dos. Antes trabajaba con el trabajador a pie de obra y ahora estoy trabajando por el trabajador desde la organización. Intentando que las políticas de mi empresa sigan velando por la seguridad y la salud de los empleados.
Veo que se pueden hacer más cosas de las que pensaba antes. Ahora tengo más maniobrabilidad para poder incidir en la organización.
AH – ¿Qué se ha traído del trabajo de infantería?
MLC – Me he traído toda la experiencia. Para estar aquí y hacer este trabajo hay que empezar poniendo los mimbres muy abajo. Creo que sin esa base no desarrollaría las cosas de la misma manera.
Aporta mucho valor conocer el tajo, conocer la problemática del empleado en su puesto. Cuando tienes que pedir algo para prevención no es lo mismo pedirlo desde la teoría que desde tu conocimiento y tu experiencia.
AH – ¿Se podría decir que le ha dado argumentos para lo que necesita implantar?
MLC – Efectivamente. Te cargas de razones. Yo siempre que he tenido que pedir algo lo he hecho desde la experiencia y el conocimiento de la empresa que he adquirido desde la base.
“La prevención tiene que ser algo que vaya evolucionando con los tiempos”
AH – Hace mucho hincapié en la experiencia, sin embargo en su currículo hay muchas referencias formativas ¿qué importancia le da a la formación en el desarrollo de un profesional de la prevención?
MLC – Es importantísimo para todo. A mi me puede gustar mucho la medicina pero necesito una acreditación de que sé y puedo hacerlo. En prevención pasa lo mismo. Se necesita tener unas bases. Todas las disciplinas preventivas tenemos que tener unas bases sobre las que trabajar.
AH – ¿Con que profesionales de la prevención ha trabajado?
MLC – Además de los procedentes de las ramas sanitarias he trabajado con ingenieros, algún biólogo, químicos… Yo empecé como médico del trabajo en una empresa química y todos eran químicos e ingenieros. También he trabajado con psicólogos y abogados.
AH – ¿Qué le ha aportado la relación con estos profesionales?
MLC – Ellos me han aportado la formación general de su carrera. Te enseñan los patrones, la teoría de lo suyo. En general no he tenido discrepancias con ellos cuando he tenido que solucionar un problema o un conflicto. Cada uno ha aportado su parte específica y normalmente los proyectos han salido para adelante.
AH – ¿Qué tiene que hacer en su puesto actual de Gerente?
MLC – Intentar que las políticas preventivas de Telefónica se cumplan, sigan hacia delante. Telefónica es una empresa que siempre ha tenido la prevención en sus hilos de cobre antes de la ley. Lo que me ha tocado es mantener todo aquello que se ha ido gestando en Telefónica y ampliar las políticas preventivas intentando ir a estándares más internacionales y más allá de lo puramente normativo en prevención
AH – ¿A qué se refiere ir más allá de lo puramente normativo en prevención?
MLC – Ir a entornos saludables, que creo que es hacia donde tenemos que ir. A un contexto más global de salud, y conseguir organizaciones más saludables.
AH – ¿Qué le aconsejaría a aquellos profesionales de la prevención a los que les van a pedir que creen ese entorno empresarial saludable?
MLC – Que se documente sobre la empresa. Que conozca los retos de salud a los que se tiene que enfrentar. Y que presenten un proyecto novedoso para implementar en la empresa que aporte valor en políticas de prevención.
AH – ¿Qué le parecería novedoso a usted y considera que deberíamos conocer?
MLC – He sido jurado de un premio de prevención de riesgos laborales. Entre los proyectos que se presentaban había uno en el que ponían pegatinas en los cascos por detrás de tal manera que además de tu concienciación, le estabas recordando al compañero pautas preventivas. Me pareció muy curioso sobre todo porque era una empresa pequeña de transportes. Implementaban la prevención hasta tal punto que hacían quedadas de barbacoas, de los empleados y de sus familias pero los alimentos eran saludables, verdura, frutas…, además hacían competiciones tipo yincana, entre los asistentes. Habían puesto tan en valor la salud del empleado, como un valor tangible dentro de la empresa que llegaba a esos extremos. Implicaban a todos, incluían hasta la familia en el proyecto preventivo.
AH – ¿Qué me puede contar de sus trabajos anteriores en prevención?
MLC – Recuerdo con mucho cariño mi primer trabajo que fue en la industria química. Bueno, mi primer trabajo fue en una mutua y en Citröên haciendo trabajo asistencial. No era la idea que yo tenía de la medicina del trabajo. Aunque a mí siempre me ha gusta la parte asistencial, yo quería la asistencial más todo lo demás que supone la medicina de trabajo.
Cuando me fui a una industria química, vi que se me abría un campo muy amplio donde podía poner en práctica todo lo que había aprendido en mi etapa como médico asistencial y todo lo que había aprendido haciendo la especialidad de medicina de trabajo. Tuve la oportunidad fusionar todo y ver que existía campo donde aplicarlo.
Fue una etapa muy enriquecedora
Si miro para atrás, bueno, y para delante, pienso que soy una persona con muchísima suerte.
AH – ¿La suerte es importante?
MLC – Creo he tenido suerte con las personas que me he encontrado en mi vida. Con mis profesores, con mi familia, con mis compañeros de trabajo, creo que en general soy una persona con suerte. Cuando llegué a esa empresa química con la especialidad recién acabada y con unas ganas enormes de trabajar me encontré con un ATS que me ayudó muchísimo, Jose Maria Gutierrez Espina. Es una gran persona, con la que desde el primer momento conecté. Me ayudo a aterrizar. Yo llevaba el impulso de la juventud y el me ayudaba a dosificar.
Yo era una de las pocas mujeres que trabajaba en la empresa. Y la única que era licenciada el resto eran secretarias de los directores.
Cuando llegue me plantearon un problema que les tenía muy preocupados. Un problema importante, pero una vez que lo analizamos, realmente no lo era. Se estaban tomando las medidas preventivas adecuadas para evitar el riesgo pero no se estaba utilizando el método analítico adecuado para evaluar el impacto en los empleados.
Me toco hacer muchos viajes. Acudir a Madrid a ver laboratorios de higiene industrial. Los manuales que teníamos en la planta estaban escritos en alemán. Yo no se alemán. Pero hablé con un operario de la planta que había vuelto de trabajar en Alemania, me lo tradujo y sacamos el hilo de por qué pasaba aquello. Trabajamos mucho el Sr. Espina y yo para desliar aquella situación.
Nos dimos cuenta que las medidas preventivas que estaban puestas estaban bien, pero las mediciones se estaban haciendo mal porque nadie se había leído los manuales. Era tan fácil como saber qué es lo que teníamos que medir. Fue una gran satisfacción laboral como equipo que obtuvo un reconocimiento de la empresa importante.
Aquellos años los recuerdo con muchísimo cariño.
AH – ¿Puedes considerarlo como un éxito profesional?
MLC – Sí, por supuesto. Mío y de mi compañero de entonces, de los operarios que nos ayudaron a dar foco, de los directores de las plantas que me contaron el proceso productivo. Fue un éxito preventivo y de todos.
AH – ¿Es importante conocer los procesos productivos?
MLC – Es lo que te decía antes. Es importante venir de infantería y conocer los problemas reales. Porque poner blanco sobre negro, si nos sentamos y nos documentamos un poco, algo podemos poner, pero para saber poner el foco, ver el matiz de las particularidades, necesitas experiencia, necesitas conocer el tema desde dentro.
AH – ¿Por qué deja la empresa química? ¿Y adónde se va?
MLC – Porque las organizaciones van cambiando, porque yo soy muy inquieta y tenía las bases bien asentadas y porque en ese momento sale en mi tierra, en Toledo, una plaza para Telefónica.
No solo me atrajo que era en mi tierra. También me atrajo que era una empresa muy grande, trabajar en un gran equipo. Soy de las que piensa que tú tienes las ideas pero que necesitas equipo para implantarlas. Yo veía una empresa a la que yo podía aportar y a mi me podía aportar mucho.
Me costó muchísimo dar el paso. Sigo teniendo mucha relación con la gente de allí. Lo entendieron. Cuando pedí la excedencia el director de Recursos Humanos me dijo que yo sabía que no iba a volver que me iba a la mejor empresa del país.
AH – ¿En Telefónica entra en infantería?
MLC – Sí.
AH – ¿Haciendo reconocimientos y también asistencial?
MLC – Telefónica era colaboradora de la Seguridad Social no solo en accidente de trabajo y enfermedad profesional, sino en contingencia común. Era una tarea que a mi me gustaba porque tenía muchos palillos que tocar. La forma de trabajar fue muy enriquecedora.
AH – ¿Y el siguiente paso?
MLC – Me vine a los Servicios Centrales. He estado llevando como médico de trabajo distintas provincias haciendo lo mismo que hacía en Toledo. En Ávila, Cuenca, Ciudad Real y Madrid.
AH – ¿Es muy diferente cuando se trabaja en provincias de cuando se trabaja en servicios centrales?
MLC – Es distinto. Es otra visión. Hay que hacer lo mismo pero la forma de aterrizarlas es distinta. Las idiosincrasias existen y afectan a las organizaciones cuando son tan grandes. Ampliar horizontes amplia cultura en cualquier sentido.
AH – ¿Para trabajar en prevención hay que estar abierto siempre al cambio?
MLC – Por supuesto. La prevención es dinámica. Si miras hacia atrás desde que salió la ley ha cambiado muchísimo. La prevención tiene que ser algo que vaya evolucionando con los tiempos.
AH – ¿Cuál ha sido el cambio más grande que ha vivido en prevención?
MLC – Pues desde los años de la aparición de la ley a ahora el cambio de la visión en prevención. Cuando antes hablábamos en prevención, hablábamos de ten cuidado no te cortes con la radial. Del riesgo laboral directo, la relación causa efecto directo. Eso ya está más o menos controlado. Se han puesto las medidas. Y ahora tenemos que ir a algo más. A que la prevención es promoción. Mantener hábitos saludables. Crear una conciencia de salud, sin olvidar la prevención.
AH – ¿Qué tendría que aprender o tener un profesional de la prevención para trabajar con esta nueva visión?
MLC – Habilidades sociales. Capacidad de convicción. Capacidad de contar las cosas, de transmitirlas. Y debería conocer las políticas internacionales en prevención.
AH – ¿Crees que en el sector de la prevención hay falta de liderazgo?
MLC – Sí. Creo que es una asignatura que no se cuentan en ninguno de los cursos de formación para prevencionistas. Creo, y esto es una percepción personal, que éramos el patito feo de las organizaciones. Éramos los que íbamos a contar las tristezas. Los que íbamos a decir lo que iba a pasar mal. Los agoreros. No hemos sabido vendernos como vendedores de salud. No hemos sabido transmitir que lo que estamos vendiendo es el valor más importante de tu casa, es lo que te va a ayudar a todo lo demás. Si tienes a la gente sana, va a estar más a gusto, más contenta, va a trabajar más, va a estar más contenta en casa, va a disminuir el absentismo.
AH – ¿Cree que la formación de los prevencionistas es demasiado técnica y de conocimiento científico?
MLC – Sí,
AH – ¿Qué importancia tiene en la legislación y la burocracia generada para dejar evidencias en cómo nos comportamos los prevencioncitas?
MLC – Una cosa es que la burocracia nos mata y que la legislación nos hace ser más cautos e ir con mucho cuidado y otra cosa son las habilidades. No tienen nada que ver.
AH – ¿Sirven las mismas habilidades para tratar con la alta dirección que con los trabajadores?
MLC – Yo creo que en esto es algo que nos tendrían que formar. En tener empatía con unos y con otros. Pero creo que cualquiera que quiera llegar en este campo a una posición de responsabilidad en que su opinión pese de cara a la empresa, tiene que saber nadar en distintos tipos de agua.
AH – ¿Hay que adaptar los mensajes?
MLC – Claro que sí. A la persona, a las circunstancias.
AH – ¿Le ha resultado más difícil su desarrollo profesional en el sector de la prevención por ser mujer?
MLC – En Telefónica no, pero en mis orígenes sí. En la planta química donde solo trabajábamos cinco mujeres. A los diez días escasos de entrar en la planta química tuve que subir una torre de quince pisos con el casco, las gafas y las botas de seguridad (grandes porque no tenían de mi numero) por una escalera de Tramex , con el maletín porque se había caído un trabajador. Después de bajarlo, atenderlo y evacuarlo se me acercó un director y me dijo “Qué conste que yo y tres directores más habíamos votado que no queríamos una mujer en el complejo. Pero te aseguro que [ahora] me alegro muchísimo de que estés aquí.” Creo que yo lo veía pero que esto hizo que la organización cambiase rápidamente y se volcase conmigo. Ahora esto ha cambiado muchísimo pues actualmente hay operadoras de planta química.
AH – Ha estudiado valoración del daño, ¿para qué sirve ahora que según nos ha comentado esa relación entre riesgo y daño está bajo control?
MLC – No todos los daños son físicos. En una noticia de hace un par de días se informaba que la mayor parte de los accidentes “in labore” son por lugar y tiempo y no por nexo causal. La mayor parte son accidentes cerebrovasculares.
Ya no es el puro accidente causa efecto. Hay otras formas de trabajar. Hay trabajos que hace unos años eran impensables. Tenemos que seguir sin perder de vista los riesgos reales. Pero hay otras circunstancias que están influyendo en la formas de enfermar o accidentarse en el trabajo. Hay que evolucionar.
AH – ¿Podemos evolucionar cuando cambiar la legislación existente es muy complejo?
MLC – Estamos al amparo de la jurisprudencia. Hay vacíos. Hay situaciones que se entrecruzan y son discordantes. Se dan paradojas legislativas, pero tenemos que seguir peleando para que se vayan cambiando.
AH – ¿Esas paradojas entran en conflicto con la experiencia y con lo que se aprende en el día a día?
MLC –Sí.
AH – ¿Cómo un profesional de la prevención puede prepararse para gestionar estas paradojas?
MLC – Asesorándose. Buscando personas que sepan del tema, que hayan tenido experiencia similares y que puedan asesorarte.
AH – ¿Hechas en falta en el mercado de la prevención la existencia de consultores más allá de los servicios que proporcionan los servicios de prevención ajenos?
MLC –Sí. Los consultores trabajan con muchísimos sectores y pueden aportar una visión de otras empresas que pueden asimilarse a lo que te pasa a ti en un momento con la particularidad de lo tuyo.
AH – ¿Qué le pedirías a ese consultor en prevención?
MLC –Ser experto. Me tiene que convencer que ante determinadas situaciones cómo las ha resuelto.
AH – ¿Cómo de importante son las organizaciones profesionales en prevención para el desarrollo de los profesionales?
MLC –Creo que es fundamental porque es la forma de ir creciendo y caminando para adelante. A cada uno le aprieta la china en su zapato, pero al fin y al cabo los zapatos y las chinas son los mismos. Las organizaciones nos ayudan a tener foros comunes de temas concretos.
AH – ¿Participa en esas organizaciones?
MLC –Las tareas me comen. Debería obligarme a participar más.
AH – ¿Qué buscaría en un profesional de la prevención que se quisiera incorporar a su organización?
MLC – A parte de tener las certificaciones y demás, creo que me fijaría en el talante y en la actitud de la persona. La actitud ante cualquier situación de la vida es fundamental. Eso nos ayuda a enfrentar todo. La ilusión con la que te transmite lo que ha hecho o lo que va a hacer.